martes, 15 de abril de 2008

FRANCISCO: TROPIEZO CON UN CATALÁN


Mi primer tropiezo con un catalán fue allá por el año 56. Yendo yo en el metro había un señor que quería bajar y no podía porque estaba la puerta llena de gente, yo entre ellos. Al buen señor no se le ocurrió nada más que decirme al salir la palabra típica que siempre decían: “Estos charnegos”. A mí me cayó como un tiro, pero allí se bajó el buen señor, si no con veintiún años que yo tenía, pues la verdad es que lo habríamos arreglado. Así es que me tuve que aguantar y hasta la próxima.

JOSEFA: ROBO EN EL AUTOBÚS


Venía de trabajar y me quitaron el monedero en el autobús. Venía mucha gente y cuando llegué a mi casa me di cuenta de que no lo tenía. La rabia que me dio. A la semana siguiente iba a hacerme el carnet cuando llegó a mi casa un señor muy amable y me trajo el monedero, me dijo que se lo había encontrado en una papelera.

ENCARNA: YO LLEGUÉ A BARCELONA EN BARCO


Yo llegué a Barcelona en barco. Tenía once años, venía con mi hermana la mayor y mis cuatro hermanos pequeños. Mi hermana tenía dos niñas pequeñas. Viajábamos en un barco que se llamaba María R.. De Dalias (Almería) hasta Barcelona cinco días de viaje. Paraba en todas las capitales. La gente subía y bajaba, cargaban combustible, fue un viaje interminable. Además nos cogió pánico al no ver a nuestros padres en el puerto esperándonos.

GREGORIO: LLEGADA EN TREN


Cuando cogí el tren para venir a Barcelona lo pasé muy mal. Cuando pasábamos un túnel todos
cerrábamos las ventanillas porque llegábamos a Barcelona parecíamos unos carboneros: la cara, la ropa estaba negra y un olor horroroso que ni la ducha te lo quitaba.

EZEQUIELA: VIAJE EN TRANVÍA


Voy a explicar una cosa que me pasó una noche de San Juan. Hacía tres meses que era viuda. Mi hermano quería llevarse a mis padre a la plaza de España para que vieran el ambiente, pero como yo no tenía ganas de fiesta mi madre no se quería machar con ellos. Entonces me llamó mi cuñada para que fuera a su casa porque ellos no iban a salir. Cogí el tranvía, me senté, miraba por la ventanilla y al ver tanta animación me dio por llorar porque estaba muy triste. De pronto, sentí una cosa calentita por el muslo y me di cuenta de que alguien me estaba metiendo mano. Me volví y puse mi mano encima de la suya de manera que, sin darle tiempo, se vio pillado. Entonces el cobrador lo vio todo, le dijo al chófer que parara y abriera la puerta, y lo echó abajo.

JOSEFINA: EN BARCO SIN SABER NADAR


Mi primer viaje en barco mi hija tenía 10 años. Nos fuimos de vacaciones a Mallorca. Teníamos un coche, un ochocientos cincuenta, y lo embarcamos en el mismo barco que íbamos nosotros. Yo ni pensé que tenía mucho miedo al agua porque no sabía nadar. Aunque el mar estaba muy tranquilo el barco se movía mucho, el agua de la piscina también se movía mucho y de poco se queda vacía. Yo pase bastante miedo pero lo pasamos muy bien. Fuimos a ver todo lo típico de Mallorca: la fabrica de las perlas, las cuevas del Drach y muchos sitios muy bonitos. La vuelta también fue muy bonita y lo pasamos muy bien.

ANTOLINA: UN TAXISTA Y UN METRO


En aquella época estaba trabajando y salía de casa a las cinco y media. En la parada del autobús, se me acercó un taxista y me dijo “súbase, que la llevo” y a mí me sentó muy mal y le dije menos guapo de todo.
Otro día iba en metro y yo iba de negro por mi padre, se acercó un señor y me dijo que si era viuda y yo le dije que se había muerto mi padre. Me pasaban cosas, venía medio tonta.

MERCEDES: MANITAS EN EL AUTOBÚS


Una mañana y iba para trabajar y cogí el autobús. El autobús iba lleno hasta los topes, había un montón de chicos que me llevaban en volandas, los pies no los tenía en el suelo, me pisaron, empujaron y uno de ellos empezó a tocarme y le llamé la atención.

-Niño, ¿te quieres estar quieto ya?

-Señora, que yo no estoy haciendo na.

-¿Qué quieres hacer más?

Me tuve que bajar enseguida, estaba colorada como un tomate, parecía que me iba a dar un infarto. No me dio de milagro.

domingo, 13 de abril de 2008

MERCEDES: EL AGUA



En mi casa no teníamos agua ni luz. El agua había que ir a sacarla del pozo del vecino de al lado de casa. Sacaba el agua del pozo, llenabas los cántaros y los cargabas en un burro para beber y cocinar. Para el gasto de la casa teníamos un aljibe y para bañarme mi madre ponía un barreño a calentar al sol, allí bañaba a todos los hijos. Yo sé lo que es no tener agua, pasé muchos año de no tener agua.
Aquí en Barcelona nos racionan el agua porque están los pantanos bajos caudal por falta de lluvia. Vamos a los tiempos antiguos: yo en Barcelona y lavando en el río.

EZEQUIELA: EL AGUA



En mi casa para beber teníamos que ir a la fuente porque para fregar y lavar teníamos un pozo hecho por mis abuelos. Tenía mucha agua, todas las vecinas venían durante el verano e invierno a casa a buscarla era fresquita en verano y caliente en invierno. En la cocina había dos grandes tinajas brillantes, se le ponía un mantelito y encima una tapa redonda de madera. Siempre tenían que estar llenas de agua. El verano poníamos en un cubo la fruta y la bajábamos con una cuerda al pozo y allí la teníamos un par de horas, salía muy fresca.
En Barcelona si no llueve nos terminarán cortando el agua: nos interesa mirar a por ella, es un bien muy preciado.

GREGORIO: EL AGUA



En nuestra casa no había agua, tenía que ir con burro y las agüeras (cuatro cántaros) un kilómetro a por ella. En casa teníamos una pica y allí lavaba mi madre. En el 61 ya teníamos agua pero teníamos que dejar los burros a otras personas porque no tenían dinero para poner el agua dentro de casa; mi madre tuvo que pagar cinco duros por meter el agua dentro.
¡TENEMOS QUE TENER CUIDADO CON EL AGUA!

FRANCISCO: EL AGUA



En la casa que yo vivía del pueblo en que nací había mucha agua y había un lavadero de piedra. Tenía un grifo grueso que estaba todo el día y toda la noche cayendo agua y allí lavaban las mujeres la ropa y después la tendían en el patio que allí estaban los tendederos. Detrás del lavadero había un baño que era como una comuna de las que habían aquí en Barcelona, el que quería iba allí y si no en su casa. Bueno aquí en Barcelona a pesar de que hay poca agua tenemos de todo de momento. Tenemos baño con bañera y ducha, bidé y lavabo, también la lavadora y fregadero y todavía no estamos contentos. Así es que lo que hay que hacer es ahorrar agua, que pronto nos tendremos que ir al Pirineo a beber agua.

ANTOLINA: EL AGUA



Cuando era pequeña no teníamos agua en casa, teníamos que ir a por ella a la noria y estaba lejos. Teníamos que ir con dos cántaros en la cabeza, otro en la cadera y un cubo en la mano y me pillaba muy largo. Ahora, para no tener restricciones, tenemos que cuidar el agua porque no llueve la cantidad que necesitamos. Nos la cortarán si no llueve. Yo miro mucho por el agua.

JOSEFINA: EL AGUA



Cuando yo era pequeña en mi pueblo Baena (Córdoba) no teníamos agua en casa, teníamos que ir al río a llenar cántaros para lavar la ropa. Para beber íbamos a una fuente que había cerca de casa, también llenábamos cántaros para beber y cocinar. Ahora estoy viviendo en Barcelona y hasta el momento hemos tenido suficiente agua, pero como no llueve estamos con miedo. Tenemos que tener mucho cuidado con ella y a provechar toda la que se pueda porque es un bien muy preciado.

JOSEFA: EL AGUA



El agua antes estaba muy mal porque no había agua en las casa y teníamos que ir a lavar al río . Ahora todos tenemos agua en casa y no sabemos mirar por ella. Antes no teníamos ni cuarto de baño y ahora no sabemos darle la importancia que tiene. Yo cuando me ducho cojo la regadera y echo el agua fría hasta que sale la caliente el agua fría se la echo a las plantas.

ENCARNA: EL AGUA



El agua esta muy mal, si no llueve lo pasaremos fatal. No podremos ducharnos cada día, tendremos que tener mucho cuidado con la lavadora y el lavavajillas. Antes no tenía baño y ahora no voy a poder usarlo; yo no entiendo nada, vamos hacia atrás. ¡Cómo han cambiado las cosas! Cada vez estamos peor. Si no llueve lo tenemos mal.