En aquella época estaba trabajando y salía de casa a las cinco y media. En la parada del autobús, se me acercó un taxista y me dijo “súbase, que la llevo” y a mí me sentó muy mal y le dije menos guapo de todo.
Otro día iba en metro y yo iba de negro por mi padre, se acercó un señor y me dijo que si era viuda y yo le dije que se había muerto mi padre. Me pasaban cosas, venía medio tonta.
martes, 15 de abril de 2008
ANTOLINA: UN TAXISTA Y UN METRO
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