En mi casa para beber teníamos que ir a la fuente porque para fregar y lavar teníamos un pozo hecho por mis abuelos. Tenía mucha agua, todas las vecinas venían durante el verano e invierno a casa a buscarla era fresquita en verano y caliente en invierno. En la cocina había dos grandes tinajas brillantes, se le ponía un mantelito y encima una tapa redonda de madera. Siempre tenían que estar llenas de agua. El verano poníamos en un cubo la fruta y la bajábamos con una cuerda al pozo y allí la teníamos un par de horas, salía muy fresca.
En Barcelona si no llueve nos terminarán cortando el agua: nos interesa mirar a por ella, es un bien muy preciado.
domingo, 13 de abril de 2008
EZEQUIELA: EL AGUA
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